Los millonarios españoles logran 2.150 millones de euros más y atesoran 37.700 millones, casi el recorte de déficit que prevé el Gobierno este año. Se han negado a pagar más impuestos, como han propuesto otras fortunas extranjeras
SUSANA R. ARENES
Hay casas en las que preocuparse por llegar a fin de mes es una extravagancia y pensar en cómo será la jubilación, un sueño de oro. Es la élite de los doblemente afortunados: los que tienen dinero y a los que la incertidumbre sobre el trabajo no quita el sueño. Los grandes millonarios españoles lograron ganar un 6% más en el año que se acaba de cerrar, el peor de los tres ejercicios que el país lleva en crisis.
Los 2.148 millones que una decena de ricos-ricos aumentaron su patrimonio en 2011 podrían servirles de colchón ante la vuelta a la recesión este año que el propio ministro de Economía confirmó la semana pasada. Aunque no lo necesitarán, al contrario que los cinco millones de parados que ya inten-tan subsistir como pueden.
A la cabeza de estas grandes fortunas está Amancio Ortega, dueño de la multinacional textil Inditex. También figuran su exmujer, Rosalía de Mera; el banquero Emilio Botín, presidente del Santander; la familia Entrecanales, dueña de la empresa de construcción y servicios Acciona; o la familia Del Pino, propietaria de la competidora Ferrovial, además de las hermanas Alicia y Esther Koplowitz, esta última dueña del grupo de construcción y servicios FCC. Asimismo, están los principales accionistas de la rival ACS (la familia de banqueros March; Alberto Cortina y Alberto Alcocer, conocidos como los Albertos, y el presidente de la empresa y del Real Madrid, Florentino Pérez), así como Manuel Jove, el fundador de la inmobiliaria Fadesa, que la vendió por 4.000 millones.
Todos ellos acumulan un patrimonio de 37.700 millones a través de sus participaciones en las empresas en las que son grandes accionistas y que cotizan en Bolsa. Esta cantidad equivale prácticamente a la reducción de déficit que pretende hacer el Gobierno este año (con aumento de ingresos y recorte de gasto público) para bajarlo del 8% al 4,4%, un brutal tijeretazo que sufrirán todos los españoles.
Sorprende que, al final de un año de total dictadura de los mercados, la fortuna de los ricos en Bolsa ha superado el difícil reto de acabar con ganancias en unos parqués que, día a día, han mostrado la locura ciclotímica de los fondos de inversión especuladores.
La llegada del PP diluyó el debate sobre el impuesto a las grandes fortunas
El mayor exponente de cómo superar la tormenta bursátil sin que te salpique está representado por Amancio Ortega. Su imperio Zara, englobado en Inditex, se ha revalorizado en 2011 un 13%, lo que ha hecho a su fundador aún 2.731 millones más rico. De hecho, Ortega es el responsable de que el conjunto de las grandes fortunas salve el año.
Aunque mejor rendimiento le ha sacado la familia Del Pino a su dinero en Ferrovial. La compañía ha remontado un 25%, lo que le ha supuesto una entrada en caja a Rafael del Pino, presidente de Ferrovial, y a sus hermanos de 634 millones.Pero no todos han salido tan bien parados. Jove ha perdido un 12% a través de su participación en BBVA, que compró con el dinero obtenido de Fadesa. Y ACS se ha dejado un 35%, lo que se ha trasladado a la participación de sus accionistas.
Al margen de incrementar sus ganancias, 2011 queda marcado en el calendario como el año en el que las grandes fortunas españolas se han negado a ofrecer pagar más impuestos como una forma de aportar un granito de arena contra la crisis. Entre los millonarios citados hubo quienes estaban a favor de imitar la propuesta hecha en Francia por la dueña de L'Oréal, Liliane Bettencourt, y del rico Warren Buffet en Estados Unidos.
Inditex esquiva la tormenta y refuerza a Ortega como el primer millonario
Pero ninguno quería dar el paso a título individual, sino articularlo a través de alguno de los lobbies que tienen. El debate, desvelado por Público, llegó en septiembre al Consejo Empresarial para la Competitividad, formado por los principales empresarios y fortunas familiares del país. Pero altos directivos de grandes compañías, no precisamente los nacidos ricos, bloquearon la iniciativa porque no querían pagar más al fisco.
La campaña preelectoral fue una de las causas por las que se abortó la propuesta, ya que PP y PSOE lanzaron ideas contradictorias dentro de sus propios partidos en el debate público que surgió sobre si debía imponerse un impuesto a las grandes fortunas y cómo.
Finalmente, una vez que se terminó la campaña, con la llegada del PP al Gobierno se diluyó el debate. Habrá que ver si el nuevo ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que se declaró a favor de "distribuir equitativamente" los costes de la salida de la crisis pero sin apostar por un impuesto a grandes fortunas, plantea cambios fiscales drásticos para los ricos.
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