dimarts, 31 de juliol del 2012

No es una crisis, es un cambio estructural

Blog de Fernando Sánchez Salinero

"No hay razón para que alguien quiera un ordenador en casa”. Ken Olson. Fundador de Digital Equipment Corp en 1977

No hay peor forma de arreglar un problema que equivocar el diagnóstico, porque cuanto más se profundiza en las aparentes soluciones, más se agrava la situación. Esto es lo que está ocurriendo con miles de empresas y con nuestro país. Todo el mundo habla que te habla de la crisis, y ese el menor de los problemas. El principal, el que no vemos, o no queremos ver, es el CAMBIO ESTRUCTURAL. ¿En qué consiste?
Vamos a irnos un poco atrás en el tiempo para que se comprendan fácilmente las consecuencias de las decisiones que se toman. Imaginemos una gran empresa que fabrique máquinas de escribir OLVIDETTI, que sea una gran empresa y que gane mucho, mucho dinero. Sus trabajadores tengan buenas condiciones laborales y sus directivos naden en la abundancia y el lujo.
Un día, alguien inventa un ordenador, y un analista se lo queda mirando y se da cuenta de que “eso” es el final del “mundo de las máquinas de escribir”. Va a Olvidetti y le dice que su mundo se va a terminar, y que, si se quieren salvar, deben cambiar radicalmente, ahora que tienen pasta.
El director general de Olvidetti mira al mindundi que le recomienda los cambios y luego mira a su sueldo y a su cuenta corriente, y dicen que tuvieron que sedarle para que parase de reír.
Cuando comentó “la anécdota” en la reunión de directivos, hubo que suspenderla porque no había forma de hacer algo medianamente serio debido a las risotadas.
El caso es que los ordenadores se van imponiendo y Olvidetti va haciendo máquinas eléctricas cada vez más sofisticadas, “para adaptarse a los tiempos”, pero el mercado se va cerrando. De momento no se nota mucho, porque otras fábricas de máquinas de escribir van desapareciendo y les van dejando su hueco.
Deciden tomar medidas y hacer grandes campañas de publicidad, que consumen muchos recursos y aumentar las comisiones de sus vendedores. Doblan el sueldo del director general que se apresura a doblárselo a toda la junta directiva y a todos los representantes sindicales.
Y llega el día en que los ingresos son menores que los gastos.
Empiezan a echar la culpa a la crisis y dicen que ha bajado el consumo de todo: ropa, cine, restaurantes… Que no son los únicos, y que siempre habrá hueco para unas máquinas que no consumen energía y nos han acompañado durante más de 100 años.
Empiezan a pedir préstamos para no tener que tomar “medidas dolorosas” y siguen insistiendo en las máquinas de escribir frente a los ordenadores.
Coaccionan al estado para que les subvencione la adaptación a la nueva realidad, pero todo el dinero se va en estudios y publicidad.
Hasta que, al final, la realidad impone su dura cara y se tienen que disolver, dejando un pufo de mil carallos a proveedores, bancos y demás familia.
Si una empresa, un país, cree que la crisis explica todo lo que le ocurre, la salvación es imposible, porque adoptarán las medidas equivocadas. “La crisis”, no representa más del 20% de nuestros problemas. El cambio estructural es lo verdaderamente importante. Querer prorrogar el siglo XX tuneando los negocios que fueron exitosos en el anterior siglo, es absurdo y no hará más que agravar los males.

Pongamos un ejemplo: Nokia, los mejores teléfonos “modelo siglo XX” un fracaso total por no entender el siglo XXI a tiempo. Este último trimestre “sólo” ha perdido 1.410 millones de euros. ¿Cuánto se puede aguantar esto? 

Pero asombrosamente Microsoft, la gran empresa de final del siglo XX, por primera en 26 años, ha perdido dinero (nada más y nada menos que 492 millones de dólares) en un trimestre. ¿No tenéis la sensación de que Microsoft lleva un tiempo tuneando sus programas sin proponer grandes revoluciones?

Curiosamente hace poco estas dos empresas han firmado una alianza ¿Será que comparten una forma de ver y “recordar” el mundo?

Las etapas finales de un modelo se caracterizan por la sinrazón colectiva, donde nadie quiere soltar lo que cree que ya le pertenece. Imaginad a un Técnico en teclas de máquina de escribir. No tiene alternativa en el mundo de los ordenadores. ¡Con lo que le costó llegar allí y los trienios que tiene! Imaginad al jefe de contabilidad, llevando unos libros de contabilidad “a máquina” y cobrando una fortuna porque dirige a otras 50 personas, en un trabajo que un ordenador haría en 5 minutos y con menos fallos. Para qué hablar ya del director comercial, que quiere seguir vendiendo como él lo hacía en el siglo XX, y presiona a la red comercial para que vendan algo que nadie quiere comprar.

En esta etapa final nadie quiere esforzarse, la “energía limpia de impulso” ha desaparecido y sólo queda la energía de lucha por el “¿qué hay de lo mío?”. Todo suelen tener chollos de beneficio individual a costa de la empresa: sueldazos, condiciones insostenibles, plantillas injustificadas, y el “cállate tú y que si yo hablo te hundo”.

Cuando tratas de hacer entender esto en cualquier empresa, muchas veces te miran como si hablases de los extraterrestres y, si lo empiezan a comprender, el miedo se apodera de ellos. ¡Demasiados cambios en la forma de entender la vida! “Me pillas en un momento en que no sé si tengo energía suficiente…” -suelen decir-.

El menor problema que tienen es de dónde se recorta. Por mucho que se recorte, las máquinas de escribir no encontrarán hueco en el mercado. Son de otro tiempo. 

Puede ser que nuestra cabeza siga en el siglo XX por múltiples razones: en la forma de comercializar nuestros productos o servicios, en la forma de articular la producción, en los productos que ofrecemos, en lo que aportamos al mercado, en la forma de repartir las cargas y las recompensas en la organización… Hay muchas posibles “trampas del pasado”.

Muchas veces no se cambia porque no se sabe hacia dónde. Y se agotan los plazos y los recursos con esa ceguera voluntaria. Generalmente el liderazgo suele ser muy débil y desde todas las partes de las empresas se presiona para seguir manteniendo sus status insostenibles. Los que tendrían que liderar se muestran abatidos, incapaces para el impulso y se dedican a “contemporizar” esperando a cerrar, con la menor “bronca” posible.

Para cambiarlo hay que ser perfectamente conscientes del final de una etapa y tener la capacidad de visión y comunicación para traccionar a la gente en la dirección hacia los cambios acertados.

Pero, ¿cuánto tiempo hemos dedicado a comprender cómo operar en el siglo XXI? ¿Quién nos ha enseñado? ¿Hablamos de crisis o de cambiar radicalmente nuestra forma de hacer?

Obviamente esto es mucho más complejo que un post de un blog. A ver si tengo tiempo este verano y escribo otro libro donde trate de explicar qué es una crisis y los efectos limitados que tiene y qué es un cambio estructural, cómo reconocerlo y cómo adaptarse.

El verano puede ser un buen momento para pensar si seguimos anclados en el siglo XX o ya estamos viviendo en el nuevo paradigma del siglo XXI. Va a suponer renuncias, incomprensión, miedos y zozobras. Cualquier cosa menos aferrarnos a un modelo que en muy poco tiempo desaparecerá por completo y el tren estará lejos para cogerlo.


dilluns, 30 de juliol del 2012

El tablero global


Carlos Enrique Bayo

No hacía falta que el ex economista jefe de la consultora McKinsey, James Henry, elaborase el más exhaustivo informe hasta la fecha sobre los paraísos fiscales para que nos oliésemos adónde han ido a parar las astronómicas cantidades que se han ido sustrayendo de las arcas públicas durante los últimos años, hasta que Montoro ha podido decir aquello de “no hay dinero”… para los pobres, claro. Pero esa investigación, encargada por Tax Justice Network (Red de Justicia Fiscal) nos ha dejado de piedra al descubrir que el monto total de la defraudación fiscal de las grandes fortunas, y las aún mayores compañías y entidades financieras, ascendió en cinco años (2005-2010) a una escalofriante cifra que supera ampliamente la suma de los PIB de EEUU y de Japón juntos.
Tampoco nos sorprende que Suiza y las Islas Caimán sean las guaridas preferidas por esos piratas para enterrar su botín, pero una vez más indigna la absoluta impunidad otorgada por nuestros gobiernos a la gran banca internacional cuyos abusos nos han precipitado al abismo: los diez mayores bancos privados del mundo (y no sólo los suizos, como UBS, sino también los de cabecera del Gobierno Rajoy, como Goldman Sachs, al que ha confiado el diagnóstico de Bankia) participan tan activamente en la administración de ese fraude global que sólo en 2010 gestionaron el equivalente a cuatro veces el PIB de España, es decir casi el triple que cinco años antes cuando aún no había estallado la crisis económica planetaria.
Vamos, que mientras el mundo entero se sumía en una recesión acelerada, las sociedades se empobrecían, los trabajadores perdían prestaciones sociales y derechos laborales, los gobiernos clamaban que sus ciudadanos habían vivido por encima de sus posibilidades, y en sólo ocho países occidentales (incluida España) se esquilmaba a los contribuyentes para entregar 1,2 billones de dinero público a la banca, esta última estaba multiplicando su negocio por tres. Claro que después declaraba pérdidas insostenibles, pero vistos los tejemanejes que van saliendo a la luz a medida que nos arruinan es más que difícil creerse sus cuentos… quiero decir, cuentas.
Una vez más, el caso español es diferente… para peor. Es de dominio público que España bate récords de manejo de dinero negro, puesto que casi las dos terceras partes de todo el efectivo en manos de los españoles está en billetes de 500 euros; precisamente los que jamás vemos circular en la economía real cotidiana de esos mismos ciudadanos. Ni más ni menos que 111 millones de billetes de 500… que nadie ve nunca. Bueno, seguro que alguien los ve, pero no creo que sea usted, querido lector.
Así que el Parlamento Europeo no hace más que lamentarse de que nuestro Gobierno no facilite datos fiables sobre la economía sumergida y el fraude fiscal en España. En suinforme de julio de 2008, la Eurocámara estimó que las pérdidas globales (directas e indirectas) de ingresos fiscales originadas por el fraude fiscal se sitúan en Europa entre los 200.000 y los 250.000 millones de euros anuales. Pero no pudo dar datos precisos sobre nuestro país.
Eso sí, los eurodiputados concluyeron que en esa liga España también es campeona: el dinero en metálico supone el 10% del PIB (el doble del nivel medio en la UE) y las transacciones que evaden el control del fisco ascienden a entre el 20% y el 25% del PIB, nuevamente duplicando la media europea. Una sencilla ecuación, empleando los datos conocidos de Producto Interior Bruto y presión fiscal media, permite calcular que las cantidades no ingresadas por Hacienda cada año suman alrededor de 70.000 millones de euros.
¡Qué casualidad que esa cifra sea casi igual que la cantidad de dinero que ahora el Gobierno del PP quiere quitar a los contribuyentes para “sanear” a la banca!

dissabte, 28 de juliol del 2012

Hemos vivido un sueño


Hoy, en el vertiginoso salto atrás a la pobreza, paro y ladronería bancaria, cuando los españoles vuelven a emigrar, dependemos enteramente de la Dama de Acero alemana 
JUAN GOYTISOLO
Hace poco más de un decenio, el llamado milagro español nos exaltaba y provocaba la admiración del mundo entero. Nuestro presidente del Gobierno, el héroe de la reconquista del islote de Perejil y miembro del famoso trío de las Azores que emprendió la noble y fructuosa (¡cifras cantan!) cruzada de liberación de Irak y la neutralización de sus armas mortíferas, aseguraba a quien quisiera oírle que España se había zafado de la funesta influencia francesa y había recuperado la grandeza perdida desde la época del emperador Carlos V. Los hechos o, por mejor decir, la información de los hechos, le daban la razón. España era la octava potencia mundial en términos económicos, los mercados alentaban nuestro imparable crecimiento y la marca España no era solo, como hoy, la de Nadal, el Real y el Barça, sino la de todo un país que caminaba con paso firme y resuelto por la recta vía del progreso y de la prosperidad.
 Eran los tiempos del ladrillo y del crédito fácil, de la feliz llegada del euro, de la culminación gloriosa de una transición democrática que servía de modelo urbi et orbi, de proyectos y obras faraónicas y de dinero derramado a espuertas.

Pero los milagros —con excepción de los científicamente demostrables por cámaras ultrasensibles en Lourdes y Fátima, según su Santidad Benedicto— no existen y en 2008, tras la quiebra de Lehman Brothers, inesperada para los accionistas crédulos, pero no para sus directores ni para las hoy célebres agencias de notación, aquellos apresuraron a privatizar los beneficios de la venta de sus activos tóxicos en favor de los responsables de la bancarrota y a “socializar” las ingentes pérdidas a costa de los estafados. Después de una sarta de noticias funestas a los largo de 2009 y 2010, abrimos finalmente los ojos y, como dicen en Cuba, “caímos del altarito”. El sueño se había desvanecido y el despertar fue amargo. 

Lo de un país rico pero pueblo pobre es una constante de nuestra historia. En la época imperial evocada por José María Aznar, el oro de las Indias recalaba en España. No obstante, lo que no era invertido en la construcción de palacios e iglesias y en gastos suntuarios pasaba directamente a manos de los negociantes y banqueros de Génova y Ámsterdam. A diferencia del pragmatismo luterano, calvinista o anglicano forjador del moderno capitalismo según señaló Werner Sombart, el catolicismo hispano acumulaba sin medida fincas rústicas y heredades inmobiliarias y rechazaba por razones de hidalguía el comercio y la fabricación de bienes útiles. España, pese a los esfuerzos de los ilustrados y regeneracionistas y las actividades productivas de los llamados indianos, se descolgó del progreso europeo y quedó rezagada en su furgón de cola. A fines de los cincuenta y comienzos de los sesenta del pasado siglo, la conjunción de la salida masiva de emigrantes a una Europa a la que política y económicamente aun no pertenecíamos, con la entrada igualmente masiva de turistas procedentes del todo el Viejo Continente, y la llegada al Gobierno de los ministros tecnócratas del Opus Dei, cambiaron las cosas. Estos últimos fueron nuestros calvinistas: desculpabilizaron al catolicismo de sus siempre ambiguas relaciones con el sistema de producción y espíritu de empresa del capitalismo, y asumieron el lema de “por el dinero hacia Dios”. Como previmos algunos en fecha tan temprana como 1964, el régimen franquista se desplomaría a la muerte del Caudillo no por la acción de una izquierda aferrada al recuerdo de su lucha heroica durante la Guerra civil, sino por la transformación de una sociedad que nada tenía que ver con la que se había alzado a poder por la fuerza de las armas 25 antes. 

Los logros de la transición que acabó con el ciclo de revoluciones, guerras civiles y dictaduras de espadones están a la vista de todos y recibieron el aplauso unánime de una Unión Europea que no tardaría en acogernos con los brazos abiertos y favorecernos con sus fondos de ayuda para el desarrollo. Pero sus limitaciones no tardarían en manifestarse mientras los sueños de grandeza se nos subían a la cabeza. Hubo una transición política de “borrón y cuento nuevo”, pero no educativa ni cultural. Los hábitos mentales creados por la rutina y el temor a las ideas frescas pero desestabilizadoras de las verdades consagradas se perpetuaron. Los sucesivos gobiernos de las tres últimas décadas no tuvieron unos la voluntad y otros el valor de denunciar el Concordato, de abolir las exorbitantes partidas presupuestarias y privilegios fiscales eclesiásticos y de crear un Estado verdaderamente laico, liberándose así de las recurrentes presiones y chantajes de una jerarquía ideológicamente retrógrada. Convertidos ya en nuevos ricos, nuevos libres y nuevos europeos, nuestra clase política, surgida al socaire de la bonanza económica y de un optimismo sin mácula, fundó sus criterios de la gestión pública en el clientelismo con el aplauso de unos ciudadanos que, confortados por el acceso a un crédito fácil, asumieron que este era un pozo sin fondo. El paso de una pobreza real a una riqueza ficticia no se produjo gradualmente sino con una brusquedad que no permitió la creación de una cultura amortiguadora de tan vertiginosa mutación. De ser un país de emigrantes en busca del pan que no ganaban en casa nos convertimos en otro que acogía a millones de fugitivos de la pobreza oriundos de Iberoamérica, Magreb y África subsahariana. 

El ejemplo más extremo pero sintomático de lo que ocurría en nuestras “enladrilladas” costas mediterráneas, lo hallé en El Ejido. El país misérrimo que visité hace poco más de medio siglo saltó de un brinco a ser uno de los municipios más ricos de Europa. En medio del mar refulgente del plástico de los invernaderos bajo el que se apiñaban en condiciones indignas millares de magrebíes y subsaharianos, la ciudad improvisada sin planificación alguna albergaba según un informe del Foro Cívico Europeo que cito de memoria, una cuarentena de agencias bancarias, ciento y pico prostíbulos y una librería a todas luces superflua a ojos de una comunidad para la que la educación era algo inútil de cara al logro y al manejo del dinero. ¿Quién iba a decir en 1997 que esta sociedad derrochadora y caciquil, fruto de la megalomanía de especuladores de toda laya a cargo de las Autonomías y Diputaciones —verdaderos reinos de Taifa— iba a convertirse de pronto en el nuevo “hombre enfermo de Europa”, como lo fue hace un siglo el imperio otomano?.

Al despilfarro y delirio de grandeza de la época de Aznar —el de la boda principesca en El Escorial, con un yernísimo que a diferencia del esposo de la infanta Cristina ha dejado misteriosamente de ser noticia— sucedió para alivio de muchos la llegada al poder de un joven y prometedor José Luis Rodríguez Zapatero. ¿Sabía este en marzo 2004 la envenenada herencia que recibía en manos? Quienes creíamos que no, dado su tenaz optimismo y negación obstinada de la crisis que se nos venía encima después de la quiebra fatídica de Lehman Brothers, nos equivocamos de medio a medio. Un reciente artículo de Francesc de Carreras (La razón moral del indignado, La Vanguardia, 29-5-2012) me puso sobre la pista del libro de Mariano Guindal, El declive de los dioses, cuya lectura aconsejo vivamente, en la que su autor entrevista a quien pronto sería ministro de Industria de Zapatero en vísperas de las elecciones de 2004, y en la que Miguel Sebastián declara: “Menos mal que no vamos a ganar porque la que viene sobre España es gorda […]Tenemos una burbuja inmobiliaria y es inevitable que estalle y cuando esto ocurra se lo va a llevar todo por delante incluyendo los bancos”. Si, como admite el entrevistado, Zapatero y su equipo no estaban preparados para empuñar el timón en la tempestad que se avecinaba, cabía esperar al menos que dieran a conocer la “tremenda” situación que heredaban. La culpa no era suya, y lo razonable hubiera sido coger el toro por los cuernos y afrontar con urgencia la previsible catástrofe. 

Por desgracia no lo hicieron y al desmadre especulativo y saqueo del erario público sucedió su incomprensible ocultación. Todo iba bien, seguíamos en el mejor de los mundos, hasta el momento (abril 2011) en el que ya resultó imposible negar la vorágine en la que nos anegábamos y, con dicho reconocimiento tardío, Zapatero cavó su propia tumba. 

Hoy, en el vertiginoso salto atrás a la pobreza, paro y ladronería bancaria, cuando los españoles vuelven a emigrar a Inglaterra, Norteamérica, Suiza o Alemania y másters en mano se ven obligados a asirse al empleo que sea en medio del naufragio; cuando liberados de la influencia francesa (¡ah, el sublime Aznar!) dependemos enteramente de la Dama de acero alemana y de las voraces agencias de notación; cuando los mineros de Asturias en huelga marchan a pie hasta Madrid y sacuden con sus justas reclamaciones los fundamentos éticos de un Estado presuntamente democrático, ¿que hacen Rajoy y su flamante Gobierno? Negar ya no la crisis sino el rescate hasta el último momento y presentar luego la capitulación como una victoria; aclarar que “donde digo digo, digo Diego”; sostener que si accedió a agarrarse al salvavidas fue cediendo a las súplicas de quienes se lo arrojaban; imponer los recortes brutales a la educación y asistencia sanitaria y dejar impunes a los causantes de la ruina y a quienes se aprovecharon desvergonzadamente de ella. 

El rechazo casi general a la clase política e instituciones estatales, incluido el Poder judicial encarnado por el Dívar de los fines de semana marbellenses —por cierto, ¿por qué y por quién fue nombrado a tan alto cargo en tiempos de Zapatero?— traduce la perplejidad de unos ciudadanos que, desbordados por la magnitud de los problemas que les acucian, no distinguen ya entre los dos partidos políticos, el que originó la ruina y el que la tapó y, a falta de expresar su cólera a gritos, se refugian en la fatalista resignación. Estamos al cabo de un ciclo histórico y una crisis de civilización, y habrá que exigir responsabilidades como claman los indignados. Como se pregunta Josep Ramoneda en un reciente artículo en estas mismas páginas (Poco pan y peor circo, EL PAÍS, 14-6-12), “¿hasta cuando aguantarán los ciudadanos que nadie defienda sus intereses?” 

Juan Goytisolo es escritor.

divendres, 27 de juliol del 2012

La guillotina del amor

Arturo González

Estoy fortísimamente conmocionado y avergonzado: Cada día son desahuciadas y expulsadas de su vivienda 510 familias, como bien informa hoy mismo este periódico recogiendo cifras oficiales. Cada día, es decir, todos los días.

¿Cómo es posible que permanezcamos indiferentes o refugiados en la abstracta pena ante este crimen de Estado? ¿Cómo es posible que no desahuciemos de inmediato a una clase política y un Gobierno que lo permiten sin mover un dedo del poder que les hemos otorgado? ¿Cómo no ha estallado la revolución antes, ni después, de que esta noticia aparezca? ¿Cómo es posible que lo soportemos, cómo es posible que seamos tan viles? ¿Cómo es posible que permitamos que los bancos y banqueros sumidos en el desagüe del desgobierno y la malversación que nos ha llevado a la ruina consumen diariamente esta indecencia moral y comercial? ¿Qué es de esas familias al día siguiente y siguiente y siguientes de esa pena de muerte y sufrimiento a la que les hemos condenado sin nunca más saber de ellos? Yo abjuro de la España que tolera esto. Abjuro de sus políticos, a riesgo de ser catalogado de fascista por los pulcros y sabios popes comentaristas. Yo no juego a esta guillotina del amor. Yo no quiero caridad para ellos, los desahuciados. No quiero penas, no quiero absentismos políticos. Quiero que desahucien a todo el Gobierno y a su presidente y al rey de España de sus viviendas y pernocten desde hoy en la puta calle o en los albergues municipales si encuentran sitio. Quiero que se cumpla la Constitución, y, si no, me declaro antidemócrata. Quiero que al Presidente del Gobierno se le caiga la cara de vergüenza cada vez que la asome. Quiero que duerma en la calle entre cartones. Quiero que la vivienda sea el primer objetivo nacional, quiero que sea el primer rescate. Quiero que se pare esta barbarie, quiero que no echen ni a un español más de su casa. Quiero que quien quiera gobernar lo asuma como su primer empeño, hipotecando en ello su propia vivienda sin dación alguna. Quiero que los diputados, todos los diputados, de España cambien hoy mismo cuantas leyes hipotecarias o no sean preciso. Quiero que tengan decencia y no miren para otros asuntos. Quiero que se aplaudan entre ellos y en pie cuando las cambien. En la tribuna de invitados estaremos todos los españoles aplaudiéndoles también. ¿Es posible que unos banqueros con sus letras pequeñas y sus argucias y avaricias puedan más que todos nosotros? ¿Es posible que al Gobierno aún le parezcan poco los ibis y tasas con que nos acorralan para encima desahuciarles? ¿Es posible que esto ocurra en un país con cinco millones y medio de viviendas vacías? ¿Pero qué mierda de país es éste?

dijous, 26 de juliol del 2012

Unos 26 billones de euros están ocultos en paraísos fiscales

EUROPA PRESS

Un estudio realizado por el grupo Tax Justice Network ha revelado que existen entre 17 y 26 billones de euros escondidos en paraísos fiscales, que habrían aportado 230.000 millones de euros en concepto de recaudación por impuestos.

El grupo, dirigido por el antiguo economista principal de la consultora McKinsey y experto en paraísos fiscales, James Henry, estima que estas cantidades se encuentran concentradas en "jurisdicciones enormemente proteccionistas", como Suiza o las islas Caimán, con la ayuda de bancos privados que tienen el objetivo de atraer a los llamados "individuos de alto valor neto".

La riqueza de estas élites económicas, según Henry, está "protegida "por un grupo de profesionales, muy bien pagado y disciplinado, que se aprovechan de una economía global cada vez más transfronteriza y con menos fricciones".

Los estados ricos en petróleo --cuya élite suele caracterizarse por su gran movilidad-- son especialmente propensos a depositar su riqueza en estas cuentas, en lugar de invertir en su propio país.

Países como Rusia, por ejemplo, solo potenciaron su inversión nacional una vez que recibe los intereses de los casi 640.000 millones de euros depositados en el paraísos fiscales desde principios de los 90. El estudio también pone como ejemplo a Arabía Saudí, de donde escaparon 179.000 millones de euros o Nigeria, con 250.000 millones de euros a la fuga.

"El problema es que los activos de estos países están en manos de un pequeño número de individuos adinerados mientras las deudas son asumidas por la gente normal a través de los gobiernos", indica el informe, recogido este domingo por el diario británico 'The Observer'.

Los cálculos del estudio arrojan además que las 92.000 personas más ricas del mundo (un 0.001 por ciento de la población mundial) acumulan ocho billones de euros lo que, según el miembro de Tax Justice Network, John Christensen, pone de manifiesto que "la desigualdad es mucho, mucho peor de lo que enseñan las estadísticas oficiales".

dimecres, 25 de juliol del 2012

Niño Becerra: "España tendrá que pedir permiso hasta para ir al baño"



Santiago Niño Becerra, Catedrático de Estructura Económica de la Universidad Ramón Llull de Barcelona, es de esas personas que se deberían decir a sí mismas "odio tener razón". Y no porque su ego esté en lo más alto sino porque, si así hubiera sido, el mundo no habría tenido que asistir atónito a una crisis financiera de la magnitud de la que vivió en 2008, ni España se encontraría al borde del abismo en estos momentos. 
Pero Niño Becerra tenía razón. Sus presagios se han ido cumpliendo uno a uno y a quienes le calificaron en enero de 2010 de antipatriota, por defender que después de Grecia iban a ir España y Portugal y que lo peor estaba aún por llegar, deberían recordar que el tiempo y la hemeroteca pone a todo el mundo en su sitio. Ahora, "el profeta de la crisis", como se le conoce ya, adelanta el siguiente paso: ha llegado el momento de una intervención abierta, en tanto que "las cosas están mucho peor de lo que se está contando" y "España tendrá que pedir permiso hasta para ir al baño".

Esta semana España ha tenido que pagar un 6,7% para lograr colocar su deuda a largo plazo… ¿estamos en el principio del fin?

En el momento en el que nos encontramos la pregunta es doble: hasta dónde nos van a dejar llegar y hasta dónde somos capaces de aguantar.
El tema básico es dónde estamos. Para mí es muy preocupante que por los parlamentos holandés y finlandés estén corriendo textos que afectan a España y que en España no se hayan conocido, porque entiendo que el Gobierno ha dado un paso que ningún gobierno de una democracia debe sobrepasar y es el de ocultar datos a la población.
Si la economía española tuviese un volumen semejante a la que tiene Irlanda, Grecia o Portugal seguro que se hubiese producido un rescate con una intervención abierta, plena, completa, como se produjo en estos países.

¿Y la ayuda de hasta 100.000 millones que ha puesto Bruselas sobre la mesa?

Un dato muy curioso es esto que se ha sabido de que España podrá utilizar estos hasta 100.000 millones para muchas cosas, no sólo para rescatar a la banca, sino como fondo de reptiles y cosas rarísimas…. Esto suena a como si estos 100.000 millones fuesen los primeros. Las necesidades de la banca española van a superar incluso esta cifra. Incluso también es relevante que se haya filtrado que, si sumamos el fondo de rescate actual y el del futuro, daría para rescatar a España. Es como si de alguna manera se estuviese preparando el terreno para algo más gordo.

Alemania siempre ha defendido un rescate en el sentido amplio de la palabra que le permitiría intervenir completamente el país…

En el mismo instante que para darte un céntimo te ponen un papel delante, te hacen firmar y te obligan a una serie de cosas, la intervención ya se ha producido. Cuando el Banco Central Europeo tenga la potestad de supervisar lo que quiera, a quien quiera y cuando quiera, los bancos centrales de los países ya se pueden ir de vacaciones porque no van a tener ningún tipo de sentido.
España está en una situación gravísima. El señor Montoro será lo que sea, pero es todo menos tonto. Estoy convencido de que lo que dijo ayer sobre las nóminas no se le escapó en absoluto. Fue una frase muy calculada, con unas consecuencias tremendas y que demuestra la situación realmente es muy grave. España está realmente muy mal. Mucho peor de lo que se está contando.

¿El Gobierno, antes de medidas que castigan al consumo, debería haber recortado más el gasto de la administración como ha hecho Hollande en Francia?

El problema de España no es tanto de gastos, sino de ingresos. Claro que siempre se puede recortar a base de organizar mejor. Pero sin sobrepasar líneas rojas ni entrar en temas realmente conflictivos, España poco más puede recortar ya sin renunciar a una serie de cosas. Me gustaría ver cómo salen y de dónde salen esos 22.000 millones que se van a recaudar por IVA.

A más impuestos menos consumo… es de manual ¿no?

El Gobierno puede decidir lo que quiera, lo realmente sorprendente es que los que están por encima en la zona euro, como es la Comisión Europea, se lo crean. Si dicen una burrada y se lo aceptan, una de dos: o es porque la cosa está mega mal y están en el punto de "di lo que quieras que luego ya saldrá lo que sea"; o bien piensan "como no puedes decir otra cosa, me creo entre comillas lo que dices".

Se está hablando de un rescate después de verano, España se enfrenta en octubre a unos vencimientos de deuda descomunales…

El problema –‘el, con mayúscula- es la deuda. España no puede pagar lo que debe. Familias, bancos, Estado, ayuntamientos… La única vía que tiene España es hacer una compensación de deuda con quita incluida. No hay otra salida.
Como llegan estos vencimientos tan monstruosos de deuda, la situación se ha degradado muchísimo más y ahora conoceremos las auditorías de la banca, tal vez ha llegado el momento de una intervención mucho más abierta.

¿Hasta qué punto se puede permitir Europa una quiebra de España?

Una quiebra es: ‘no puedo pagar, no pago y vamos a malvender lo que tienes para recuperar lo posible’. Una quita es: ‘no te puedo pagar, pues vamos a ver lo que puedes pagar y lo otro lo olvidamos’. Yo voy por esta segunda vía. Quebrar significa romper la baraja y a nadie le interesa que la baraja se rompa porque entonces se va todo al cuerno.
Si no quebró Portugal, que estaba de desguace, mucho menos interesa que quiebre España porque inmediatamente viene Italia. Pero España se va a quedar convertida en una economía que va a tener que pedir permiso hasta para ir al baño. Va a ser muy triste.

Y la ruptura del euro como solución a esta situación…

No, no, no. ¿A quién le interesa que el euro desaparezca? Lo que sí es necesario que haya una unión bancaria, una unión fiscal... y entonces que cada uno se ponga en el euro en el lugar que le corresponde. Lo que fue absurdo es lo que pasó entre 2001 y 2006, cuando el riesgo de Grecia, España y Alemania era idéntico.

¿Caminamos a una década perdida como la de Japón?

No es lo mismo. Japón tuvo un problema muy concreto. La deuda japonesa es una cosa muy propia. Se estima que tiene una deuda del 280% pero la tienen toda ellos. Japón está avanzando enormemente dentro de su propia realidad y lo más importante es que Japón tuvo ese problema en los años 90 cuando el mundo no estaba en crisis.
Esta situación es distinta. Es una crisis sistémica, semejante a la Gran Depresión y la evolución de esta situación va a ser la aparición de un nuevo modelo de funcionamiento y productivo, no solo para España, sino en general. Más que década perdida va a ser una crisis de diez años.

¿Cómo va a ser el nuevo modelo?

En febrero hubo una noticia que pasó muy desapercibida: 25 de los 27 países de la Unión Europea firman un papel en el que se comprometen en 2020 a llegar a un déficit estructural del 0,5%. Esto ya es el nuevo modelo. Empezar a hablar de unión bancaria, fiscal, que una cosa que se llama BCE va a poder llegar a cualquier banco y decirle ‘ven para aquí y dame estos datos’, esto ya es el nuevo modelo. Esto no es una década perdida, esto es otra cosa.

¿Y se puede llegar a un corralito como apuntan desde algunos frentes internacionales?

Un corralito tal y como se produjo en Argentina es imposible porque en la economía de Argentina había dos monedas, cosa que en España no sucede. Y tampoco corralón, como cuando se produjo la pesificación de todo el sistema. Si lo que decimos es que pueden producirse, durante un periodo de tiempo, limitaciones en el uso, cantidad y forma de los depósitos mientras se hace una transición dentro de este proceso de recapitalización de la banca, entonces yo creo que si es posible.
Ahora bien, siempre y cuando de una forma diáfana se garantice que los depósitos son absolutamente seguros. Lo que ha que evitar a toda costa es que vuelva a producirse lo que ocurrió con Northern Rock en Inglaterra, es decir, colas en las puertas de los bancos.



dimarts, 24 de juliol del 2012

Rescate total para España



La prima de riesgo supera los 600 puntos y el BCE –la única institución capaz de parar a corto plazo esta sangría– sigue sin hacer nada, contemplando el incendio como las vacas cuando ven pasar al tren. A pesar de los recortes de Rajoy, la Europa alemana sigue sin lanzarnos esa zanahoria que solía llegar tras el palo –como pasó el verano pasado con la reforma exprés de la Constitución–. Solo hay dos interpretaciones posibles: o faltan más recortes para que Alemania se apiade de nosotros y permita actuar al BCE; o es que Angela Merkel ya solo apuesta por una salida para España, el rescate total. Analicemos las dos.

1. ¿Faltan más recortes? . A pesar de su dureza, en el norte de Europa sigue sin convencer el tijeretazo de Rajoy. Según la visión de los supertacañones, la rebaja de los sueldos públicos es puntual y no estructural, solo una paga extra este año sin recortar de forma permanente el gasto en funcionarios; el déficit primario español (lo que se gasta sobre los ingresos sin contar los intereses) sigue sin disminuir gran cosa, las previsiones de ingresos por la subida de impuestos aún están por demostrar y, por ahora, tampoco se han tocado las pensiones, otro de los asuntos que muy pronto llegarán. Tal vez el BCE solo actúe cuando se presenten los presupuestos plurianuales, en los que sí se tocará a los pensionistas (que ya se pueden dar por trasquilados). Pero lo lógico es que el recorte estuviese pactado con Alemania a cambio de la intervención del BCE. O no: y eso nos lleva a la segunda opción.

2. Alemania solo quiere el rescate total. Merkel no se fía ni de los españoles en general ni de Mariano Rajoy en particular y no quiere poner un euro más si no decide ella cómo se va a gastar. Las declaraciones del presidente del Bundesbank, que hace unos días aconsejó abiertamente a España que pidiese un rescate total, abonan esta teoría. Es probablemente lo que esté pasando; es lo que quiero pensar yo.

Hay una tercera opción aún peor (y quiero pensar que improbable): que Alemania y el BCE den a España por perdida y lo que veamos en cuestión de semanas no sea el rescate total sino la ruptura del euro. Si algo nos ha enseñado esta crisis es que toda situación límite, por crítica que parezca, siempre es susceptible de empeorar.

dilluns, 23 de juliol del 2012

¡Sí que hay dinero!


Vicenç Navarro
Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University

Durante el debate parlamentario que tuvo lugar en las Cortes españolas a raíz de la presentación del presidente Rajoy de las medidas de recortes que su gobierno iba a realizar, el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas del gobierno español, Cristóbal Montoro, indicó que éstas eran necesarias porque “el Estado no tenía más dinero”, punto acentuado por el propio Rajoy cuando subrayó que el nivel de deuda pública en España había alcanzado niveles inaceptables que forzaron la toma de medidas excepcionales, considerando la bajada del déficit como la prioridad número uno de su gobierno. El presidente indicó también que tal bajada del déficit público era la condición indispensable para salir de la crisis, pues sólo con esta bajada se recuperaría la confianza de los mercados financieros y España podría volver a recibir prestado dinero a unos intereses más bajos.

Es sorprendente que la administración Rajoy continúe repitiendo esta creencia (creencia basada más en la fe que en la evidencia) cuando todos los datos acumulados muestran lo erróneos que son los supuestos sobre los que se basa.
Pero antes de mostrar tales datos, es importante subrayar, una vez más, lo que tienen en común los países hoy intervenidos –España, Grecia, Portugal e Irlanda–. Todos ellos tienen estados pobres (su gasto público, incluyendo el gasto público social por habitante, es de los más bajos de la Eurozona), con escasos ingresos al Estado (entre los más bajos de la Eurozona), poco redistributivos (entre los menos redistributivos de la Eurozona), y basados en una fiscalidad altamente regresiva (de los más regresivos de la Eurozona). La causa de que todos estos países tengan estos puntos en común es que todos ellos tienen un contexto político semejante. Durante su reciente historia (los últimos cincuenta años) las fuerzas conservadoras han tenido una enorme influencia sobre sus Estados. Fueron gobernados por muchas décadas por gobiernos ultraconservadores. El contraste con los países escandinavos (que tienen los Estados más desarrollados, con mayores políticas redistributivas y políticas fiscales más progresivas en la UE) se basa en que en aquellos países las fuerzas progresistas han sido las dominantes en su vida política, al revés que en los países intervenidos.
Se podría argumentar que España, como también aquellos países, tiene un Estado pobre porque es un país pobre. Pero los datos no confirman esta situación. El PIB per cápita es el 94% del promedio de la UE-15, y en cambio, el gasto público es sólo un 72% del promedio de la UE-15. En realidad, si fuera un 94%, España se gastaría 66.000 millones más en su sector público y en su subfinanciado Estado del bienestar (tanto en sus transferencias como en sus servicios públicos). Pero no se los gasta, no porque no existan. Sí que existen. Lo que ocurre es que el Estado no los recoge. Y ahí está el punto clave que no se cita. La regresividad de la política fiscal que España tiene en común con todos los países intervenidos. Han tenido que pedir prestado dinero porque el Estado no recoge el suficiente.
Pero lo que es incluso peor es que durante la era de bonanza (estimulada por la burbuja inmobiliaria), el Estado español bajó más y más los impuestos, bajada que favoreció particularmente a las rentas superiores, que adquieren la mayoría de sus rentas de la propiedad de capital. Esta bajada de impuestos determinó –según ha indicado el Fondo Monetario Internacional– nada menos que la mitad del déficit estructural del Estado, déficit que permaneció oculto durante la expansión económica por el elevado crecimiento de ingresos al Estado, apareciendo, sin embargo, en toda su crudeza cuando el boomexplotó. Y ahora el Estado tiene que pedir prestado el dinero a los bancos (donde los súper ricos depositan los ingresos que habían adquirido como consecuencia de la bajada de sus impuestos), teniendo que pagar intereses para conseguir el dinero, que podría haberse obtenido, si no hubieran bajado los impuestos.
Y ahí está el problema más silenciado en los medios y en los debates. Fue una lástima que ninguno de los que participaron en el debate en las Cortes españolas hiciese las siguientes preguntas al presidente Rajoy: ¿Por qué el Estado español decidió congelar las pensiones a fin de conseguir 1.200 millones de euros, en lugar de revertir la bajada del impuesto de sucesiones, con lo cual habría obtenido casi el doble de ingresos ( 2.552 millones). O, ¿por qué en lugar de recortar nada menos que 7.000 millones en sanidad, el gobierno no eliminó la reducción del Impuesto de Sociedades a las empresas que facturan más de 150 millones de euros al año, lo que significa menos del 0,12% de todas las empresas, con lo cual hubieran obtenido más de 5.600 millones de euros? O, ¿por qué quiere ahora establecer el copago sanitario en lugar de aumentar los impuestos de los fondos SICAV y las ganancias especulativas? O, ¿por qué quiere aumentar el IVA, en este momento de recesión, que afectará a las clases populares, en lugar de aumentar el impuesto de Sociedades al 35% para empresas que ganen más de un millón de euros al año, con lo cual ingresaría 14.000 millones de euros más? O, ¿por qué quiere destruir puestos de trabajo en los servicios públicos en lugar de establecer un impuesto a las transacciones financieras, con lo cual, tal como ha señalado el sindicato de técnicos del Ministerio de Hacienda, se conseguirían 5.000 millones de euros? O, ¿por qué en lugar de forzar reducciones de los Estados del bienestar gestionados por las CCAA no reduce la economía sumergida diez puntos, con lo cual aumentaría 38.500 millones de euros?
Estas son las preguntas que deberían haberse hecho y no se hicieron. Rajoy no las habría podido contestar y habría quedado en evidencia, mostrando, que en contra de lo que dice, sí que hay alternativas y sí que hay dinero.

dijous, 19 de juliol del 2012

Sectores de funcionarios amenazan con parar España en septiembre con un paro de un mes

Como es sabido, las manifestaciones y protestas de los funcionarios han continuado tras un fin de semana caliente, una vez que el viernes se aprobaran los recortes del Gobierno Rajoy, los mayores de la historia de la democracias. Pues bien, hay más: se espera que las protestas aumenten si no se consigue un diálogo con el Gobierno para paralizar los recortes que afectan a este colectivo. Hablan de parar el país en septiembre.

¿Cuánto podría aguantar el país sin administración pública, bomberos, agentes del orden público...? Pues ahí está el interrogante. No es la corriente mayoritaria, pero comienza a moverse este pensamiento para obligar al Gobierno Rajoy a meditar sobre sus medidas, nada negociadas con los funcionarios. Entre ellas, la supresión de la paga extra de navidad hasta 2015, trabajar más horas, en casos especiales menos dinero, y, se espera en poco tiempo, el cese del plus o bonus de productividad.

Es el pensamiento de los sindicatos UGT y CCOO, no mayoritarios en el sector, pero con fuerza, y que han convocado manifestaciones en toda España para el jueves. Pero más radical es la postura del sindicato mayoritario de funcionarios, el CSIF, que ha llamado a los empelados públicos al paro total en el mes de septiembre. No ha concretado, eso sí, de qué sectores del funcionariado público estaríamos hablando.

Varios centenares de funcionarios municipales se manifestaron ayer lunes ante el Ayuntamiento de Madrid, varias sedes de la Comunidad de Madrid y en los aledaños del Congreso, en una protesta contra los recortes de sueldo y condiciones de los empleados públicos, que obligó a cortar varias calles.

La protesta de Madrid estuvo encabezada por policías y bomberos, convocados en buena parte a través de las redes sociales, que protagonizaron una autodenominada "marcha fúnebre" por los recortes. Este viernes tienen previsto concentrarse frente al Ministerio de Hacienda.

http://www.diariocritico.com/nacional/recortes/funcionarios/medidas-economicas/415370?link

dimecres, 18 de juliol del 2012

Rajoy asegura que los recortes traerán 250.000 nuevos empleos de policía antidisturbios


“Se reducirá el paro en un espectacular 5 %”, afirma

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, tuvo ayer palabras de aliento y confianza para los españoles, después de informar de los nuevos recortes en la rueda de prensa habitual en Moncloa. “Si todo sale como lo ha previsto el Gobierno”, dijo Rajoy, “se necesitarán cerca de doscientos cincuenta mil nuevos agentes antidisturbios antes de que acabe el año, y un millón más de policías de aquí a 2014”. El presidente del Gobierno cifró en siete policías antidisturbios por ciudadano la proporción óptima para recuperar la paz social, y avanzó la fecha de 2015 para llegar a esos números ideales.
Según sus declaraciones, todos esos efectivos se emplearán fundamentalmente para evitar que las muchedumbres de parados y desahuciados ataquen las entidades bancarias o saqueen los supermercados.
El presidente adelantó, además, que el ministerio del Interior está diseñando nuevos uniformes, más elegantes y con más caída, “que permitirán reprimir a la población con la misma brutalidad pero conservando el estilo y el buen gusto de los agentes”, puntualizó. Pantalones con raya pero igual de resistentes que los actuales o botas más estilosas pero con la misma capacidad de humillación, son algunos de los detalles que se adelantaron en la rueda de prensa. También los requisitos para ingresar en los cuerpos antidisturbios se rebajarán notablemente. Desaparecen la estatura mínima exigida, con la única excepción de los pigmeos que midan menos de cuarenta centímetros, y el certificado de estudios, que se sustituirá por un examen general y único, consistente en desarrollar un círculo perfecto mediante la ayuda de un rotulador y un cilindro de metal.
Otra de las novedades que llamó la atención de la prensa fue la que permitirá a los agentes llevar publicidad en los cascos, y que les autoriza a que ellos mismos negocien sus condiciones directamente con las marcas comerciales. Según parece, el Banco de Santander, el Vaticano y numerosas compañías aseguradoras, serían los primeros interesados en colocar sus campañas en los cascos de los agentes. “Creemos que no es incompatible que un manifestante vea el teléfono de un buen hospital privado en el casco de un agente mientras se le produce una brecha de quince centímetros en la cabeza”, finalizó Rajoy.

dimarts, 17 de juliol del 2012

¿Palabra de Rajoy?


Ignacio Escolar

Es el mayor recorte de gasto público de la historia de España: 65.000 millones en dos años y medio. La cifra es tan apabullante que solo admite una comparación posible, una equivalencia de dolorosa simetría: es casi idéntica a la factura del rescate a la banca (60.000 millones es el último cálculo). Hace apenas un mes, antes de irse a la Eurocopa, Mariano Rajoy nos contó que «esa línea de crédito» solo tendría condiciones para los bancos y no para los ciudadanos. Fue otra mentira más. Otra de tantas.

España está intervenida y ayer en el Congreso la troika se hizo carne. Y vísceras. Y sangre. Nada se salva de la tijera, tampoco la imagen de Rajoy, que sale del Parlamento cruzado de costurones. No hay crítica más letal contra el Gobierno que las que fueron sus propias palabras hace no tanto. Subir el IVA es «un disparate en tiempos de crisis», «afecta fundamentalmente a pensionistas y parados», es «la puntilla para nuestro comercio, nuestro turismo y nuestra industria». Bajar el sueldo a los funcionarios es «recortar los derechos de los más débiles». «Yo no soy como usted, que le subió el IVA a la gente y no lo llevaba en su programa», le dijo Rajoy aRubalcaba en el debate electoral, en noviembre. «Yo lo que no llevo en mi programa no lo hago».

El presidente esbozó ayer dos excusas para justificar esta flagrante estafa democrática. La primera: no podemos rechazar estos sacrificios porque «no tenemos esa libertad». La segunda: «Las circunstancias han cambiado». Tiene parte de razón en ambas. España ha perdido la poca soberanía y libertad que aún mantenía porque las circunstancias han cambiado: a peor desde que Rajoy gobierna. La herencia económica que el PP recibió deZapatero (y de las autonomías) fue la más nefasta de la democracia, pero la gestión de la derecha ha agravado el problema. El PP estaba convencido de que la mera aparición mariana en la Moncloa serviría para «recuperar la confianza» y ese dogma de fe ha resultado falso; nada peor que creerte tu propia propaganda. El mejor resumen de la gestión de Rajoy está en la prima de riesgo y en su evolución frente a Italia e Irlanda. En noviembre del 2011, España pagaba menos por su deuda que ambos países. Hoy Italia paga casi un punto porcentual menos (e Irlanda casi medio punto menos) en el bono a 10 años. En esta Eurocopa, los italianos nos ganan por goleada.

Frente al discurso de Rajoy, y sus excusas, Alfredo Pérez Rubalcaba explicó bien los muchos errores cometidos por el Gobierno en estos meses, pero le faltó una respuesta más contundente ante los recortes recién anunciados. El líder del PSOE, encorsetado en esa «oposición responsable» y pactista que gran parte de sus votantes no entienden, quiso hacer el debate del estado de la nación nunca convocado. Rubalcaba perdió así otra oportunidad de canalizar el descontento de una sociedad cada día más alejada del Parlamento. Si el recorte que anunció Zapatero en mayo del 2010 fue una de las razones que provocó el 15-M, las consecuencias de este 11 de julio del 2012 también se verán en la calle.

dilluns, 16 de juliol del 2012

En días como hoy - El economista y sociólogo Vicenç Navarro hace un llamamiento a la movilización social

El economista, sociólogo y politólogo Vicenç Navarro ha asegurado que "el euro no está tan mal como nos quieren hacer creer y para cada recorte, que se lleva a cabo con la excusa de que lo ordena Bruselas, hay alternativas". Según Navarro hay que acabar con esta idea y "las clases populares pueden vencer si se movilizan, hay que acabar con el inmovilismo". Según el autor del libro Lo que España necesita, es "imposible" salir de una depresión a base de recortes de gasto público y España necesita una segunda transición "para pasar a una democracia más completa".

También ha expuesto que lo que está ocurriendo en España no es un problema económico, "es una causa política" y es el estamento político el que nos está llevando a la mala resolución de la crisis "porque están dirigidos por el poder bancario, los partidos políticos están muy endeudados y no se atreven a meterse con la banca", ha asegurado.

En cuanto a la lucha de los mineros, ha afirmado que "no hay que desviar la atención porque el tema no es la calidad del carbón sino que se habían hecho una serie de compromisos que se tenían que respetar y no se está haciendo" y ha reconocido que la población está tan mal que los mineros están canalizando un descontento general 

http://www.rtve.es/alacarta/audios/programa/dias-como-hoy-economista-sociologo-vicenc-navarro-hace-hace-llamamiento-movilizacion-social/1460514/

divendres, 13 de juliol del 2012

El deshumanizado Rajoy

Arturo González

¿Habrá dormido Rajoy esta noche? ¿No habrá pensado en los millones de españoles a los que ha mandado a la penuria y a la incertidumbre? ¿De verdad cree que no había más remedio que tomar estas medidas y no había otras? ¿Se considerará en su fuero interno edecán de Angela Merkel? Escuche o no El larguero, ¿no habrá tenido un recuerdo para los parados a los que ha condenado al hambre, dicho sin paliativos? ¿No le afectan las dificultades extremas que tendrán los pensionistas para sobrevivir humildemente? ¿No habrá soñado en su delirio un puntito demagógico que más de una abuelita se puede quedar sin la que cree que será su última cena de Nochebuena o que habrá niños sin Reyes por haberle quitado la paga de Navidad a los cabezas de familia? ¿Esperará que haya suicidios? ¿Qué habrá recordado de cuando visitaba las colas del paro para hacerse propaganda? ¿Almorzará en algún comedor social o pernoctará en algún albergue cuyos presupuestos ha rebajado un 50%? ¿Tiene corazón Rajoy? ¿Lo tienen sus diputados? ¿Tiene corazón algún político, es una exigencia para el cargo no tenerlo? ¿Ninguno, con Rajoy a la cabeza, ha meditado en lo más grave que ocurre en este momento de la democracia?: ¿Se siente satisfecho con el seguidismo fanático de sus votantes? ¿Se regocija internamente de la debilidad e inutilidad de la Oposición, con ese pobre hombre en que se ha convertido Rubalcaba? ¿Tendrá la misma sensación que los ciudadanos de que estas medidas no servirán para nada? ¿Justifica su crueldad con el sofisma de lo inevitable y la libertad constreñida? ¿Habrá pensado en bajar a la mina a departir con los mineros encerrados? ¿Se considera demócrata en un Parlamento al que todo llega cocinado, prêt à porter y congelado? ¿Sabrá que es un villano? ¿Qué pensará cuando lea que Obama sube los impuestos al 2% de norteamericanos que ganen más de 250.000 dólares, incluido él, y se los baja al 98% de ciudadanos que ganan menos de esa cantidad? ¿Por qué no puedo hacer yo una cosa así, se habrá preguntado? La desconfianza, aquella bonita palabra que tanto me gustaba. ¿Me habré convertido en un monstruo? ¿Habré dejado de ser humano, mañana me fijaré en el espejo cuando me retinte el pelo? Hoy me han contado el viejo semichiste de que hay una cosa que los españoles hacen fenomenal: ser pobres. ¿Se creerá, encima un buen gestor, un político sacrificado por el bien de España? ¿La lógica, la moral y la decencia estarán en su ideología y vocabulario? Este ramplón Marqués de Bradomín, devoto y de derechas, incapaz de sentir un mínimo de ternura hacia los ciudadanos. Sí, definitivamente la política no es humana.

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Gota BANCARIA: Novagalicia es el primer banco que pide perdón a sus clientes por las indemnizaciones de sus ex directivos, y por haber vendido acciones preferentes a personas sin conocimientos financieros, muchas de ellas sin ni siquiera saber firmar y que lo hicieron con la huella dactilar. Eso está bien, pero ¿les devolverán el dinero que perdieron?